lunes, 23 de septiembre de 2019

La Reforma Universitaria. Funestas consecuencias sociales del maestro incapaz

María Jesús Alvarado Rivera

Hoy que un soplo de renovación transforma las seculares instituciones del mundo culto, aboliendo errores, prejuicios e injusticias, para orientarlas en las ciencias, la equidad y la democracia también hasta nosotros llega su impulso renovador, iniciando la reforma de nuestra arcaica constitución y de nuestra Universidad.

Justo concepto del rol de las universidades en la evolución de los pueblos, tienen los jóvenes estudiantes al exigir maestros verdaderamente aptos, que los guíen en el vasto campo del estudio de la Ciencia para formar la mentalidad dirigente del país.

Si la incompetencia del maestro es perjudicial en la enseñanza propiamente dicha, más perjudicial y verdaderamente funesta, lo es aún en la formación del carácter y la conciencia moral de la juventud.

Un maestro de inteligencia mediocre y espíritu estrecho, rutinario, rumiando eternamente los viejos libros, sin análisis, sin criterio personal, produce entre otros graves males las siguientes trascendentales consecuencias:

  1. Atrofia las inteligencias juveniles, haciéndolas a lo más pasivos receptáculos de conocimientos dogmáticos, anulándolas para la investigación, para la iniciativa, para la creación, para los nobles ideales propulsores.
  2. Causa honda decepción a las mentalidades más claras, oponiéndoles una valla al vuelo potente que pudieran emprender, dando nuevas conquistas al progreso.
  3. Desmoraliza la conciencia, probando con el propio ejemplo que se puede llegar a los puestos por la audacia, la intriga y el favor, con exclusión del saber, la laboriosidad y los ideales de dignificación y progreso. De aquí el desaliento en el esfuerzo personal y el propio valer: el ocio y el parasitismo; el único afán de conseguir el título universitario sin trabajo concienzudo, merced a la recomendación y al servilismo, que siguen empleando como los medios más eficaces de surgir en la vida social, prostituyendo la política en la lucha mezquina de intereses personales, con omisión de todo valor real y abdicación de todo sentimiento noble, de todo ideal de progreso patrio...! 
Si, la causa principal de nuestro atraso industrial y democrático, de las oligarquías despóticas, que hicieron de la Libertad un mito y de la Nación un feudo, fue la educación deficiente y perniciosa que nos dieron maestros inconscientes de su trascendental misión sociológica.

Noble inspiración de moralidad, progreso y patriotismo aliente, pues, la campaña de Reforma acometida por los universitarios, uno de cuyos objetivos principales es la provisión de buenos maestros.

Es preciso que a una clara inteligencia y al conocimiento amplio de la materia que enseña, aúna el maestro un espíritu investigador y comprensivo, noble y levantado y una moral austera. Revestido de este prestigio su obra instructiva será, fecunda, y su influencia educadora determinante, formando las jóvenes conciencias en la verdad, la justicia y el bien, supremos ideales de la cultura y uniforme renovación en los viejos. 

Y a la Reforma Universitaria, debe seguir paralela la reforma de la educación popular, para que haya verdadera y uniforme renovación en los viejos métodos, y la enseñanza racional y científica moderna forme la mentalidad, el carácter y la conciencia moral y democrática de nuestro pueblo, desde el modesto trabajador hasta el alto magistrado.

Aunque en reiteradas ocasiones me he ocupado del problema de la Reforma de la escuela primaria, en un próximo articulo insistiré una vez más, pues veo abrirse una etapa de reformas trascendentales en la vida nacional, y es un deber llamar la atención de las autoridades hacia un asunto de tan vital importancia en las democracias, como es la cultura popular.

Lima, 3 de agosto de 1919

Texto publicado en: La Prensa, Lima, ed. mañana, 5 agosto 1919, p. 5.


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