El 380 Aniversario de la Universidad[1]
Hoy festeja la Universidad con nueve días de
atraso, por circunstancias fortuitas, el 380 aniversario de su fundación por
Fray Tomás de San Martín[2],
quien obtuvo de los Reyes de España la cédula de erección de San Marcos, con
las mismos títulos y privilegios que la Universidad de Salamanca. La historia de esos trescientos ochenta años de Universidad no
se halla aun dilucidada ni escrita, por lo que el erudito secretario de la Universidad,
doctor Jorge Guillermo Leguía, disertará hoy en la cátedra perínclita de
Peralta y de Baquíjano, sobre el aporte sanmarquino a la cultura nacional. Con
elocuencia y versación el discurso de hoy pondrá de relieve: la participación de
la Universidad en el moldeamiento del espíritu colonial—solemnidad verbalista,
ergotismo vanidoso o pedantería
doctoral-; la inquietud finisecular del setecientos; el decisivo papel de
maestros y de alumnos— ecuanimidad de Rodríguez de Mendoza, ímpetu juvenil de
Sánchez Carrión— en la preparación de la libertad; el auge doctrinario de los
primeros años de la República que fue conciencia del orden y de la autoridad en
Herrera y fervor por la soberanía popular en Gálvez; el renacer del énfasis y
de la retórica en la Universidad del siglo XIX, algunos de cuyos tambores
mayores sobrevivieron a su centuria, y el vuelco institucional impuesto a la
Universidad, por las revoluciones estudiantiles de 1919 y 1930, gestoras de un
nuevo tipo de plantel superior, inspirado exclusivamente en las genialidades de
nuestro ambiente.
Hace bien la Universidad de Lima en recordar su
pasado y en reivindicar sus prestigios intelectuales y cívicos, bastante
desdeñados últimamente por una corriente de oposición incomprensiva. Ayer,
casualmente, un profesor de Cambridge habló en San Marcos, con entusiasmo en el
que cabían la emoción y el humor de la
vieja casa estudiantil inglesa, de sus tradiciones y recuerdos, de sus rincones
característicos, sus colecciones de libros encadenados, sus tesoros artísticos
y bibliográficos, costumbres estudiantiles, los Proctor y los bulldogs, los
hombres de estado y los filósofos, los poetas o los bogas que han pertenecido a
la Universidad desde Cronwell y Bacon, hasta Milton, Tackeray y, Newton, Darwin
y hasta el equipo de remo de Trinity Hall. Y todo ello, por cierto, sin
plañidos románticos, sino; con una generosa simpatía llena de espíritu
fraterno, hacia los que trabajaron en la misma obra inmensa y secular.
Nuestra Universidad, en plano más modesto que
Cambridge, puede también exhibir blasones seiscentistas y otorgados por los
reyes, ánforas de plata como las que reflejó ayer la pantalla evocadora, viejos
cronicones apolillados de Calancha y Menéndez, y en vez de ventanales góticos y
de “Combinations rooms” viejas
capillas barrocas en cuyos techos iluminados podían hallar los ojos de los
estudiantes distraídos el místico camino de la letanía.
No es cierto que todo fuera dialéctica y panegírico, metafísica abstrusa, o retórica vacua en la vida tricentenaria de San Marcos. La Universidad tuvo que vivir cerca del alma popular y encarnarla en los momentos álgidos de su historia. La Universidad surgió como un anhelo de paz y de cultura de las luchas sangrientas y bárbaras de la conquista, durmió con los virreyes la siesta colonial, recibió y trasmitió las primeras influencias del enciclopedismo, fue foco de conspiracio nes libertarias y academia de turbulencia en los años precursores de la patria y en los días republicanos que corren ofreció el risueño espectáculo de sus doctores y estudiantes oponiendo su saber universitario a la improvisadora intuición de los graduados en sable y charretera, como cuando don Ramón Castilla interrogaba a los avispados discípulos de don Bartolomé Herrera a qué cosa llamaban 'psicología".
El destino de nuestra Universidad desde
los años bravíos de las guerras civiles entre los conquistadores españoles, en
que nació, hasta nuestra época de huelgas y motines, ha sido siempre revuelto, tumultuoso y pendenciero. El espíritu del
fundador preside el destino de San Marcos. Dominico que por la paradoja da su
vida fue compañero en la Española de Bartolomé de las Casas, el apóstol de los
indios, y en la conquista del Perú de Fray Vicente Valverde, el victimario de
Atahualpa. Fraile aventurero que anduvo montado a horcajadas sobre el lomo de
la discordia, cabalgando entre el Cuzco y Lima, ya por los de Pachacamac, ya
por los de Chile, por Almagro o Vaca de Castro, por Gonzalo o por La Gasca,
llevando siempre entre los pliegues de sus manga cédulas y provisiones,
acuerdos de cabildos, requerimientos o perdones y hasta trágicos y secretos
pliegos cifrados que producían deserciones y asesinatos, los sangrientos
racimos de Carbajal en las ramas de los árboles o la daga iracunda y sañuda de
Núñez Vela.
Se ha dicho que nuestra Universidad vivió al margen del país, sin conocer ni estudiar la realidad nacional. Nada menos cierto. La realidad peruana fue siempre la misma, desde la fundación de San Marcos hasta hoy, y ya en su época se la sabía de memoria Fray Tomás de San Martín.
Se ha dicho que nuestra Universidad vivió al margen del país, sin conocer ni estudiar la realidad nacional. Nada menos cierto. La realidad peruana fue siempre la misma, desde la fundación de San Marcos hasta hoy, y ya en su época se la sabía de memoria Fray Tomás de San Martín.
JEROMILLO[3]
EL PROGRAMA CONMEMORATIVO
Hoy celebra la Universidad Mayor de San
Marcos el 380 aniversario de su fundación por Carlos V. Con tal motivo nuestra
primera institución de cultura superior ha organizado el siguiente programa
conmemorativo:
A las 9 a. m. serán izadas las banderas:
nacional, de la Universidad y de los estudiantes. Aquella consiste en una tela
color sangre arterial con el escudo universitario y el nombre de San Marcos en
letras blancas; la última en una tela blanca con una letra U roja.
A las 10 a. m. se efectuarán juegos
deportivos en el gimnasio de la Universidad.
A las 6 p. m. se realizará en el general
una actuación solemne que se iniciará con una alocución del Rector.
En seguida se dará lectura a la Real
Cédula de 1551 y a la Bula de PíoV, por el catedrático más joven de la
Universidad doctor Manuel Argüelles Elguera. A continuación pronunciará el
discurso de orden el doctor Jorge Guillermo Leguía. Secretario General de la
Universidad. Finalmente habrá una audición musical por la señora Lily Rosay y el
señor Andrés Sas.
Para conmemorar la fiesta se han hecho
postales con la tricromía del escudo de la Universidad y la leyenda alusiva. El
producto de la venta de esas tarjetas se dedicará a formar la base de los
fondos destinados a la construcción del "Auditorium" de la
Universidad.
El piano para la actuación de la tarde ha
sido cedido por la casa Brandes.
La señora Lily Rosay y el señor Andrés
Sas ejecutarán la audición anunciada en el programa las siguientes piezas:
1. — Berceuse — F. Chopin.
2. — Bourre fantasque. — E. Chabrier.
Piano por la señora Lily Rosay.
3. — Siembra. — Andrés Sas.
Violín y piano:
Señora Lily Rosay.
Señor Andrés Sas.
[1] Artículo en el diario “El Perú” (Lima,
jueves 21 de mayo de 1931). p. 1 y 6.
[3] Raúl Porras, como muchos de
sus contemporáneos, recurrió al uso de seudónimos cuando empezaba su carrera
intelectual y periodística en diarios y revistas de la capital. La siguiente es una lista de los que utilizó
entre los años 1915 y 1935:
•
Benjamín, en Alma Latina (1915-16)
•
Don Dimas de la Tijereta, en Hogar (1920)
•
El Niño Goyito, en Variedades (14-IV-1923)
•
Enjolras, en Almanaque de La Prensa (1920) y en La Crónica (1920)
•
Jack, en Alma Latina (1915-16)
•
Jeromillo, en Anecdotario (1931), El Perú (1931) y en Instantáneas (1932)
•
Josésito, en Alma Latina (1915-16)
•
Nicolasito, en Alma Latina (1915-16)
•
Patojo, en Ilustraciones (1932)
•
Pierrot, en Alma Latina (1915-16)
•
R.P.B., en Mercurio Peruano (1920-30), Panoramas (1934) y el Boletín de la
Biblioteca Municipal (1935)
•
T.G. D´OR, en El Imparcial (1915) y en Alma Latina (1915-16)
•
T.H.R., en Alma Latina (1915-16)
•
Tintín, en Alma Latina (1915-16)
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