A decir del propio autor:
"PARA
ESCRIBIR estos 44 textos tuve que establecer una firme paz interior,
reconciliarme conmigo y perdonarme en muchos aspectos. Esta expresión no es
para nada evidente. Este libro es el fruto verdadero de una larga reflexión
simbólica y abstracta, el único medio que he valorado como suficientemente
expresivo para enunciar necesidades vitales: dejar archivo de lo vivido, lo
explorado, lo aventurado, en este gran trance espiritual que es VIVIR. La
aventura peligrosa de conocer el mundo por largos años ha sido ciertamente pura
acción desafiante de una conciencia inquieta. El tiempo siempre fue presagio,
mito y oráculo, según mi visión de las cosas. La contemporaneidad no fue sino
un discurso vacío, una construcción en ruinas, una proyección falaz de lo irreal.
Yo trascendí ese espacio yermo. Por eso este lenguaje de la memoria y la
historia que comparto con seres vivos y muertos me complace. La autocrítica
permanente asimismo me ha exigido una voz verdadera. Esta es mi voz propia, mi
canción altiva, mi pesado trabajo de años. Estas letras abren desde hoy
territorios libertarios; es mi proyecto de hombre pensante. Son aprendizajes
que me han anunciado nuevos mundos, perspectivas de nuevas exploraciones y la
riqueza más pura del ser humano: el amor salvaje que todos anhelamos y que un
día nos es dado del todo. Mis prosas constituyen narraciones del viaje hacia la
oscuridad que todos realizamos y del cual algunos ya no vuelven..., aquél
infierno del que Dios dejó las puertas abiertas. Ello no puede olvidarse; debe
recordarse, aunque nos pese y asuste. Pienso, en consecuencia, que toda nuestra
vida debe ser una celebérrima consumación, una lucha heroica, un acto de
resistencia creativo. El viaje debe continuar: el peregrino debe avanzar con
fe, fundirse con la nueva experiencia, amar tierras lejanas. Mis hijos, a
quienes particularmente dedico este libro, realizarán a su vez nuevos periplos
en un futuro más prometedor siguiendo estas huellas en la arena. El tiempo
entonces tiene ahora más sentido. Que este libro los ilumine en los caminos del
devenir: έτσι ώστε να είναι. Mi convicción no declina: «La belleza será la
triunfante ante el horror, la verdad frente a la mentira, la memoria ante el
olvido». Este convencimiento es la única trascendencia que reclamo".
Alejandro H. Villagra (Cuzco, Perú).
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