“Nos recibía, como cada tarde, en el comedor de su casa en la
calle Colina, y allí estaba la señora Juanita, su madre, deleitándonos con una
exquisitas tostadas de chancay”. Así recordaba el Dr. Jorge Puccinelli al
excelso maestro Raúl Porras Barrenechea. Y es que ese fue siempre el modelo de
compartir la enseñanza y la investigación literaria: departir con el calor
familiar al lado de amigos y discípulos. El Dr. Puccinelli mantenía ese mismo
espíritu acogedor y la plena convicción de que un maestro comparte todo cuanto
conoce para modelar en sus discípulos sus mayores virtudes.
En las calles contiguas a la vieja Casona de San Marcos, y
cerca del antiguo Coliseo de Gallos, se dejaba respirar, aún en la década de
1920, ese halo intelectual y apasionado amor a los libros. Fue allí donde don
Jorge aprendió las primeras letras, camino hacia la escuela, y guiado por
callecitas estrechas y balcones republicanos. Y fue ya en esos años que estrechó
sus primeros vínculos con la futura vida universitaria, a la que consagró sus
mejores momentos de auténtica labor intelectual.
Pero lo que dejaría un indeleble impacto fue oír las
entusiastas clases que su querido maestro Porras desarrolladas en el Colegio
Antonio Raimondi. Sentado en el pupitre o recorriendo el aula por entre las
carpetas, el recordado profesor de historia explicaba los episodios de la
conquista y los años de la colonia con tal precisión y soltura que los alumnos
no dejaban de seguir las palabras que emanaban de tan alturada voz. Jorge
Puccinelli rememoraba la carta que escribieran los estudiantes del Colegio
Raimondi al profesor Porras cuando éste debió ausentarse por unos años, pues
debía cumplir un compromiso diplomático en el Brasil.
Por fortuna, sin embargo, los años universitarios no fueron
menos auspiciosos. Don Jorge tuvo como excelsos docentes a Mariano Iberico,
Luis Valcárcel, Luis Alberto Sánchez, José Gálvez Barrenechea y Jorge Basadre.
Fue este último quien le solicitó que trabajara a su lado en la Biblioteca
Central de la Universidad y le propuso escribir el prólogo a la segunda edición
de su libro Perú: problema y posibilidad.
Si bien esos fueron años álgidos y de revueltas estudiantiles, por lo cual debio
culminar sus estudios de Letras en la
Universidad Católica, pues su alma máter siempre fue San Marcos.
Siendo ya profesor, se reencuentra con su antiguo maestro, el
Dr. Raúl Porras Barrenechea, quien no dejó de brindarle el impulso necesario en
sus diferentes actividades académicas, como secretario de redacción de la
revista Mercurio Peruano (1939-1950)
y fundador de Letras Peruanas
(1951-1963); labor que complementó satisfactoriamente con el periodismo cuando
en el diario La Prensa (1940-1946)
fundara y dirigiera la Página del Libro, ágil suplemento literario que le
valiera el Premio Nacional de Periodismo “Antonio Miró Quesada” en la categoría
género periodístico por sus ensayos artículos y notas críticas (1946).
No obstante, su mejor condecoración fue su labor docente en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ejercida entre 1949 y 1990, donde asumió inicialmente la cátedra de Literatura Contemporánea y la
dirección de un seminario de Literatura Peruana. Fue elegido decano de la Facultad de Letras y Ciencias
Humanas (1961-1964), correspondiéndole trasladar la facultad a su nuevo local
de la Ciudad Universitaria, y luego, jefe del Departamento Académico de
Literatura (1981-1983). Más tarde, en su alma máter, desempeñó la dirección de
la Biblioteca Central (1952-1961).
A lo largo de su
vida, el Dr. Puccinelli recibió constantes galardones que dicen mucho de su
itinerario académico y de su notable desempeño en las aulas universitarias,
como el Javier Prado por su libro Historia
de la Literatura (1946); el “Antonio Miró Quesada” por sus ensayos,
artículos y notas críticas (1946); y el “Toribio Rodríguez de Mendoza” por su
trabajo Introducción a los estudios
literarios (1952); la “Medalla de
Honor Sanmarquina”, por su trayectoria académica y profesional (2009); la Orden
al Mérito por Servicios Distinguidos en el grado de Gran Oficial, otorgada por
el Ministerio de Relaciones Exteriores (2011); la Medalla Cívica Municipal
otorgada por la Municipalidad de Miraflores, como aprecio a su notable labor
educativa, humana y cívica en beneficio de la comunidad (2011). Además, se hizo
merecedor de las Palmas Académicas en el grado de Amauta, el reconocimiento del
gobierno de Italia y del municipio de Viña del Mar, y una biblioteca, la del
Colegio Antonio Raimondi, lleva su nombre.
Y, como su vocación de servicio a la cultura y a los valores
de la Nación no tenía para él límite alguno, asumió el compromiso cívico de
mantener y desarrollar el recuerdo al Dr. Raúl Porras Barrenechea, por lo cual
propuso la creación y asumió la dirección, ad honorem, del Instituto que lleva
el nombre de este insigne maestro, desde la fundación en 1964 hasta el 18 de
octubre de 2012, en que partió dejando sus enseñanzas, su ejemplo de
vida: entregado a la intelectualidad y a la sabiduría, y el compromiso de
compartir el conocimiento con quien lo
necesite, a fin de tener la esperanza de saber mostrarlas ante la sociedad para
formar ciudadanos honestos, serviciales y constructivos.
pARA MI PERSONA ES UNA GRATA OPORTUNIDAD REFERIRME AL "PROFESOR" JORGE PUCCINELLI YA QUE TUVE LA OPORTUNIDAD DE SEGUIR, CUANDO ERA ESTUDIANTE DE SECUNDARIA) EL CURSO DE LITERATURA CON SUS DOS MAGISTRALES LIBROS. EN 4TO AÑO SOBRE LITERATURA ESPAÑOLA Y EN 5TO. AÑO SOBRE LITERATURA PERUANA. OJALÁ QUE EN ALGÚN MOMENTO VOLVIERAN A REIMPRIMIRLOS PORQUE CONSTITUYEN VERDADERAS JOYAS PARA EL APENDIZAJE DE LOS QUE SE INICIAN EN EL CONOCIMIENTO DE LA LITERATURA. ATTE. DAVID LEDESMA CALDERÓN ABOGADO. dcledesmac@hotmail.com
ResponderEliminar