martes, 7 de mayo de 2019

El 380 aniversario de la Universidad por Raúl Porras Barrenechea (Jeromillo) - (Lima, jueves 21 de mayo de 1931)

El 380 Aniversario de la Universidad[1]


Hoy festeja la Universidad con nueve días de atraso, por circunstancias fortuitas, el 380 aniversario de su fundación por Fray Tomás de San Martín[2], quien obtuvo de los Reyes de España la cédula de erección de San Marcos, con las mismos títulos y privilegios que la Universidad de Salamanca. La historia de esos trescientos ochenta años de Universidad no se halla aun dilucidada ni escrita, por lo que el erudito secretario de la Universidad, doctor Jorge Guillermo Leguía, disertará hoy en la cátedra perínclita de Peralta y de Baquíjano, sobre el aporte sanmarquino a la cultura nacional. Con elocuencia y versación el discurso de hoy pondrá de relieve: la participación de la Universidad en el moldeamiento del espíritu colonial—solemnidad verbalista, ergotismo vanidoso  o pedantería doctoral-; la inquietud finisecular del setecientos; el decisivo papel de maestros y de alumnos— ecuanimidad de Rodríguez de Mendoza, ímpetu juvenil de Sánchez Carrión— en la preparación de la libertad; el auge doctrinario de los primeros años de la República que fue conciencia del orden y de la autoridad en Herrera y fervor por la soberanía popular en Gálvez; el renacer del énfasis y de la retórica en la Universidad del siglo XIX, algunos de cuyos tambores mayores sobrevivieron a su centuria, y el vuelco institucional impuesto a la Universidad, por las revoluciones estudiantiles de 1919 y 1930, gestoras de un nuevo tipo de plantel superior, inspirado exclusivamente en las genialidades de nuestro ambiente.

Hace bien la Universidad de Lima en recordar su pasado y en reivindicar sus prestigios intelectuales y cívicos, bastante desdeñados últimamente por una corriente de oposición incomprensiva. Ayer, casualmente, un profesor de Cambridge habló en San Marcos, con entusiasmo en el que cabían la emoción  y el humor de la vieja casa estudiantil inglesa, de sus tradiciones y recuerdos, de sus rincones característicos, sus colecciones de libros encadenados, sus tesoros artísticos y bibliográficos, costumbres estudiantiles, los Proctor y los bulldogs, los hombres de estado y los filósofos, los poetas o los bogas que han pertenecido a la Universidad desde Cronwell y Bacon, hasta Milton, Tackeray y, Newton, Darwin y hasta el equipo de remo de Trinity Hall. Y todo ello, por cierto, sin plañidos románticos, sino; con una generosa simpatía llena de espíritu fraterno, hacia los que trabajaron en la misma obra inmensa y secular.  
Nuestra Universidad, en plano más modesto que Cambridge, puede también exhibir blasones seiscentistas y otorgados por los reyes, ánforas de plata como las que reflejó ayer la pantalla evocadora, viejos cronicones apolillados de Calancha y Menéndez, y en vez de ventanales góticos y de “Combinations rooms” viejas capillas barrocas en cuyos techos iluminados podían hallar los ojos de los estudiantes distraídos el místico camino de la letanía.

No es cierto que todo fuera dialéctica y panegírico, metafísica abstrusa, o retórica vacua en la vida tricentenaria de San Marcos. La Universidad tuvo que vivir cerca del alma popular y encarnarla en los momentos álgidos de su historia. La Universidad surgió como un anhelo de paz y de cultura de las luchas sangrientas y bárbaras de la conquista, durmió con los virreyes la siesta colonial, recibió y trasmitió las primeras influencias del enciclopedismo, fue foco de conspiracio nes libertarias y academia de turbulencia en los años precursores de la patria y en los días republicanos que corren ofreció el risueño espectáculo de sus doctores y estudiantes oponiendo su saber universitario a la improvisadora intuición de los graduados en sable y charretera, como cuando don Ramón Castilla interrogaba a los avispados discípulos de don Bartolomé Herrera a qué cosa llamaban 'psicología". 
El destino de nuestra Universidad desde los años bravíos de las guerras civiles entre los conquistadores españoles, en que nació, hasta nuestra época de huelgas y motines, ha sido siempre revuelto, tumultuoso y pendenciero. El espíritu del fundador preside el destino de San Marcos. Dominico que por la paradoja da su vida fue compañero en la Española de Bartolomé de las Casas, el apóstol de los indios, y en la conquista del Perú de Fray Vicente Valverde, el victimario de Atahualpa. Fraile aventurero que anduvo montado a horcajadas sobre el lomo de la discordia, cabalgando entre el Cuzco y Lima, ya por los de Pachacamac, ya por los de Chile, por Almagro o Vaca de Castro, por Gonzalo o por La Gasca, llevando siempre entre los pliegues de sus manga cédulas y provisiones, acuerdos de cabildos, requerimientos o perdones y hasta trágicos y secretos pliegos cifrados que producían deserciones y asesinatos, los sangrientos racimos de Carbajal en las ramas de los árboles o la daga iracunda y sañuda de Núñez Vela.

Se ha dicho que nuestra Universidad vivió al margen del país, sin conocer ni estudiar la realidad nacional. Nada menos cierto. La realidad peruana fue siempre la misma, desde la fundación de San Marcos hasta hoy, y ya en su época se la sabía de memoria Fray Tomás de San Martín.

JEROMILLO[3]


EL PROGRAMA CONMEMORATIVO

Hoy celebra la Universidad Mayor de San Marcos el 380 aniversario de su fundación por Carlos V. Con tal motivo nuestra primera institución de cultura superior ha organizado el siguiente programa conmemorativo:

A las 9 a. m. serán izadas las banderas: nacional, de la Universidad y de los estudiantes. Aquella consiste en una tela color sangre arterial con el escudo universitario y el nombre de San Marcos en letras blancas; la última en una tela blanca con una letra U roja.

A las 10 a. m. se efectuarán juegos deportivos en el gimnasio de la Universidad.

A las 6 p. m. se realizará en el general una actuación solemne que se iniciará con una alocución del Rector.
En seguida se dará lectura a la Real Cédula de 1551 y a la Bula de PíoV, por el catedrático más joven de la Universidad doctor Manuel Argüelles Elguera. A continuación pronunciará el discurso de orden el doctor Jorge Guillermo Leguía. Secretario General de la Universidad. Finalmente habrá una audición musical por la señora Lily Rosay y el señor Andrés Sas.

Para conmemorar la fiesta se han hecho postales con la tricromía del escudo de la Universidad y la leyenda alusiva. El producto de la venta de esas tarjetas se dedicará a formar la base de los fondos destinados a la construcción del "Auditorium" de la Universidad.

El piano para la actuación de la tarde ha sido cedido por la casa Brandes.
La señora Lily Rosay y el señor Andrés Sas ejecutarán la audición anunciada en el programa las siguientes piezas:
1. — Berceuse — F. Chopin.
2. — Bourre fantasque. — E. Chabrier.
Piano por la señora Lily Rosay.
3. — Siembra. — Andrés Sas.
4. — Recuerdos. — Andrés Sas.
Violín y piano:
Señora Lily Rosay.
Señor Andrés Sas.


[1] Artículo en el diario “El Perú” (Lima, jueves 21 de mayo de 1931). p. 1 y 6.
[2] Todas las imágenes presentadas corresponden a la publicación original.
[3] Raúl Porras, como muchos de sus contemporáneos, recurrió al uso de seudónimos cuando empezaba su carrera intelectual y periodística en diarios y revistas de la capital.  La siguiente es una lista de los que utilizó entre los años 1915 y 1935:
• Benjamín, en Alma Latina (1915-16)
• Don Dimas de la Tijereta, en Hogar (1920)
• El Niño Goyito, en Variedades (14-IV-1923)
• Enjolras, en Almanaque de La Prensa (1920) y en La Crónica (1920)
• Jack, en Alma Latina (1915-16)
• Jeromillo, en Anecdotario (1931), El Perú (1931) y en Instantáneas (1932)
• Josésito, en Alma Latina (1915-16)
• Nicolasito, en Alma Latina (1915-16)
• Patojo, en Ilustraciones (1932)
• Pierrot, en Alma Latina (1915-16)
• R.P.B., en Mercurio Peruano (1920-30), Panoramas (1934) y el Boletín de la Biblioteca Municipal (1935)
• T.G. D´OR, en El Imparcial (1915) y en Alma Latina (1915-16)
• T.H.R., en Alma Latina (1915-16)
• Tintín, en Alma Latina (1915-16)

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